jueves, 6 de junio de 2013

Anécdota

Qué quede en algo anecdótico.
Que he perdido fuerza, fuelle y ganas, de luchar, de vivir, de soñar. Que no hay más ventanas por las que escapar, solo la pobre triste ilusión de mago viejo, que me hace ver algo de luz donde na la hay. Y, hablaré claro, hablo de amor, del que tú no me das, del que no puedo escapar, porque me empujas siempre con un nuevo dardo cuando ya estoy a punto de caer. Y hablo de amor, del que traerá el salvador del mundo, de mi mundo, hablo de soñar demasiado, hablo de desvanecerse, como yo, que ya no quedo ni para mi, que ya no hay alma que aguante esta soledad,
esta insoportable levedad del ser.

Yo quería un nuevo Romeo al que deslumbrar, pero nunca brillé para nadie. Yo quería un nuevo cuento para antes de dormir, pero los caballeros se escaparon de entre las páginas.

Y que quede la anécdota de cómo volver a las mariposas,
al dios mata-mariposas,
de cómo se convierten de nuevo, en dragones.

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