domingo, 26 de septiembre de 2010

Tus palabras no me dicen nada.
Caen, vacías, a mi pozo de serpientes.
El veneno que me corre desde el corazón al corte de las muñecas,
no me corroe,
pero mata.
Asesina el aire que no corría entre nuestros cuerpos desnudos,
que se convierte en oxigeno ardiendo.
Luces y nadas
Sombras y humo.
Este vórtice nos traga
y sólo cuando te alejas a nebulosas de otras dimensiones
salimos a flote para volver a hundirnos en la mierda al solo roce de los rayos de alguna estrella moribunda.

No sé seguir.
Estamos muertos y luchamos por respirar
un aire viciado, contaminado.
Intentamos correr de la mano sobre el agua y nos hundimos en el fango.

Estoy cansada. En el rincón del puerto, el cigarrillo me consume.
Las putas me dicen que el amor se vende, deja de soñar.
Todas tus oraciones las usó dios para limpiarse el ano.

Me has roto mi fe,
no me queda qué sentir.
Perdimos este juego.
Aunque tu te empeñes en subir la apuesta, no nos queda nada que este casino de almas rota nos acepte. Nuestros talones sin fondo de besos se acabaron, y los corazones de crédito en bancarrota.

No, amor, no hay redención.
Nos veremos en las cloacas.

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