lunes, 22 de julio de 2013

No,
no vuelvo, ni vengo. No estoy para ti ni para nadie.
No voy a encontrar camino más que el de la perdición. No quiero salvarme, ni encontrarme, ni encontrarte.
No quiero un polvo,
ni una polla,
ni un hombre
ni un coño.
No quiero abrazos, ni tus engaños,
no quiero afilarme las uñas en los arañazos que te hacen otras, no quiero dejarte que me busques, porque corro el riesgo de que me encuentres esperándote, y no encontrando nada de lo que espero.

No quiero darle mi maltrecho cuerpo a nadie más.
Más que a mí. Pues es lo único que tengo.

Porque miro y sólo, sola, sólo yo.

Y sólo los orgasmos que salen de mis manos.

Y sólo los sueños de niña, que aún (y esto es cuestión de inmensa fe), aún cree en el amor.


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