lunes, 10 de diciembre de 2012

Y otra vez está frío el café,
porque mi beber lento,
mientras te miro, frenético, desquiciado, escondido, 
congela la habitación,
y enfría de nuevo este
maldito,
oscuro,
y amargo café.
Que no hay fuego que recaliente,
ni corazón que lo soporte. 

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