sábado, 6 de noviembre de 2010

Divina Comedia

Hazme horrible para que nadie me ame-gritó Medusa después de su violación-.

Hazme sorda y ciega, para no oir, mejor no ver, más mentiras.
Navego en un mar de promesas rotas, soy la nota disonante de una caja de música quebrada, creyendo que su cacofonía de gritos suena a melodía de amor. He gastado hasta el último salmo, la última oración, más Dante me niega el Infierno. No quiero su paradiso.
-Quedarás anclada en medio de la nada.
-Nunca he estado en otro lugar.
¿Qué mil mundos? ¿qué fin de ellos? He llegado al borde del disco y había lo mismo que en cada rincón.
Huir. Divina obsesión, fantasma absurdo. No puedo huir de mí ni de la bilis.

No queda vodka donde bañar el insomne silencio de la noche...

Non viniste non viste non venciste

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