domingo, 10 de octubre de 2010



El primer rastro de viento acaba conmigo.
No hay mantas de tu piel para combatirlo.
Tengo frío en el cuerpo y en el alma.
Necesito calor y caricias,
cigarrillos boca contra boca.

Me fumaría hasta el último verso
del planeta.
Quiero unos labios que reciten,
al compás de los muelle de la cama.

Corazón y lluvia
Mis poetas se han esfumado.
Solo me quedan hojas en blanco.
Ya no sirvo de musa.

La noche helada sólo deja anhelo y temblores.

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