Yo podía controlar mis sentimientos.
Yo, encerrada en una capa de hormigón.
Yo, con mi corazón en el cofre del hombre muerto.
Y así, yo, podía sobrevivir más o menos bien, menos o más mal.
Y yo, gasté toda mi máscara de tipa dura.
Me ahogaron las debilidades,
me sobrepasaron los problemas.
Y por sí eso no fuera poco, no conseguí mantener mi muralla protectora para que el amor no me tocará.
Para que el dolor no me tocará.
Y por sí eso no fuera poco, me vuelvo a enamorar desesperadamente del mismo idiota.
Y vuelvo a sufrir y a morirme de pena, ha perder todo atisbo de dignidad, y a revolcarme en mi pena, por un poco de palabrería (eso sí, de barata nada).
Y mi ataraxia de grana y cristal...
estanpada contra el suelo, en mil añicos al fondo del abismo.
*He clausurado mi fotolog, así que habrá que desahogarse aqui...
Nos enseñaron a mostrarnos sin máscaras, haciéndonos creer que valía la pena. Que podía eso, incluso, hacernos más libres.
ResponderEliminarNos enseñaron a ser débiles, frágiles.
Y ahora nos toca a nosotras aprender a desaprender lo aprendido. Reconstruir la muralla que era nuestra, que nos protegía. Y volver a ser fuertes.
Se puede, sólo es cuestión de tiempo y maña para reconstruir las ruinas. Que se note tu espíritu de arqueóloga :P.